domingo, 8 de noviembre de 2015

Juan Ramón Jiménez


Vamos hoy con Juan Ramón Jiménez, nombre harto conocido por los amantes de la poesía.

Nacido en Moguer, Huelva, Juan Ramón publica sus primeros poemas allá por el año 1900, recogidos en Ninfeas y en Almas de violeta, cuyos poemas estaban originalmente reunidos bajo un mismo título: Nubes. Fue Rubén Darío quien le sugirió la idea de separarlo en dos libros. Pero no es hasta la publicación de Platero y yo que el nombre de nuestro querido poeta no empieza a estar en boca de todos.

Entre sus obras más importantes podemos destacar Arias tristes (1903), La soledad sonora (1911), Diario de un poeta recién casado (1916) -su obra más emblemática- y Eternidades (1918). El poema que a continuación presentamos pertenece a Arias Tristes, su cuarta "antolojía" de poemas, perteneciente a su vez a la primera etapa, la menos compleja. Con él toca despedirse y hacer un pequeño apunte: ustedes no se vayan. Al menos no para siempre.


Yo no volveré

Yo no volveré. Y la noche
tibia, serena y callada,
dormirá el mundo, a los rayos
de su luna solitaria.

Mi cuerpo no estará allí,
y por la abierta ventana
entrará una brisa fresca
preguntando por mi alma.

No sé si habrá quien me aguarde
de mi doble ausencia larga,
o quien bese mi recuerdo
entre caricias y lágrimas.

Pero habrá estrellas y flores
y suspiros y esperanzas,
y amor en las avenidas,
a la sombra de las ramas.

Y sonará ese piano
como en esta noche plácida
y no tendrá quien lo escuche,
pensativo, en mi ventana.

3 comentarios:

  1. Que gran poema, preciso y bello, saludos desde mexico

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  2. ¡Muchas gracias por tu comentario, Salvador! ¡Saludos desde España!

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  3. Muchas gracias por esta poesía que es una caricia. Besicos.

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